La Colectiva Huertopía Fucha es un grupo que trabaja en la localidad de San Cristóbal de Bogotá, enfocado en promover la agroecología, la soberanía alimentaria y la bioconstrucción y la reducción de riesgo climático en el Alto Fucha, una zona crítica en términos de conservación y gestión del agua en la ciudad. La colectiva se dedica a actividades que incluyen la protección y restauración del ecosistema, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, y la educación socio-ambiental, buscando así contribuir a una mejor calidad de vida para las comunidades locales y la preservación de la riqueza natural del Alto Fucha.
El Alto Fucha es una área de vital importancia porque forma parte del sistema hídrico que surte de agua a la capital colombiana. Su protección es fundamental no solo para mantener la biodiversidad local, sino también para garantizar la seguridad hídrica de la ciudad, especialmente frente a los desafíos del cambio climático y la expansión urbana. En muchas ocasiones, el aumento en la precipitación y el desboradamiento del río han causado deslizamientos en el barrio San Cristobal, desplazando a miembros de la comunidad de sus hogares y poniendo en riesgo su vida. Es por eso que Huertopía, junto con la comunidad, le ha apostado a la bioconstrucción de caminos que filtran el agua y la encausan hacia el río, además de otras infraestructuras con bio materiales dedicadas a la educación ambiental como la casa de la Lluvia.
En esta ocasión, hicimos un recorrido del barrio conociendo las huertas, caminos, y murales que se han hecho en comunidad para resignificar los espacios que han sido destruidos por deslizamientos y que promueven la defensa y el cuidado territorial comunitario. También conocimos el Río Fucha, e incluso algunos nos bañamos en él, conociendo su pureza e importancia hídrica y cultural para quienes habitan el barrio. Tras compartir un ajiaco preparado por la mamá y abuela de Jhody, nuestra guía y representante de Huertopía en la Chiva, iniciamos una actividad de bioconstrucción con guadua.
Aprendimos sobre el transporte, la preparación y el ensamblaje de la guadua como material de construcción, y colaboramos con miembros de la comunidad para edificar la infraestructura base de un vivero comunitario. La guadua requiere de trabajo colectivo como material porque su formato pide que siempre la manejen de a 3 o más personas. Queremos agradecer infinitamente a Jhody y a Paula de Uriartes por guiarnos y enseñarnos en este proceso de recorrido y bio-construcción.
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